Transición: «Economía de la experiencia» a «Economía de compartición»

El mundo está haciendo su tránsito paulatino a un especie de economía colaborativa. La tecnología es el crecimiento geométrico de la información y los nuevos y constantes sistemas de comunicación que surgen cada día acercado a las personas.

Las nuevas generaciones nacen con esa facilidad de like o un corazón si les gusta algo, se desarrollan sobre la base de compartir un estado de animo o alguna información relevante para ellos. De la economía de la experiencia que nos vaticinó James H. Gilmoreen en 1999, venimos migrando a la economía de la compartición o la “Sharing economy”.

Desde el rescate de la General Motors por el Federal Reserve durante la administración de Obama en EE.UU; puso en jaque a los discípulos de Adam Smith en el 2001, al recibir la noticia de que la única manera de reflotar la compañía era a través de la socialización de esta a sus trabajadores. Hasta la aparición de los nuevos Brandscapes, espacios de compartición y socialización con contenido de marca que fundamentan su fenomenología experiencial en escalas de valores nuevas y propias (Signature Experiences), como el fenómeno Wework y sus correspondientes followers que asumieron el mismo modelo de negocio. Lástima que Adam Neuman no cerró el círculo desarrollando otras estructuras de economía compartida que se estructuren en las dinámicas de consumo del hombre en el capitalismo.

Ahora, también las evidencias del cambio climático nos demuestran los límites del planeta, y con ello, hacen necesario que las empresas desarrollen políticas activas de sostenibilidad si quieren conservar al nuevo consumidor globalizado e informado.

El fenómeno COVID-19 solo… está acelerando los procesos.

COVID-19

Hoy por hoy, el fenómeno COVID-19 ha hecho que todo ocurra más rápido, la colaboración entre empresas y el estado están desarrollando nuevos mecanismos de acción para afrontar la crisis sanitaria, esto viene sucediendo en Europa y en América Latina, vemos a Macron estrechar lazo para acercar a La Unión Europea y Rusia tras años de divergencias. 

En Perú, la ministra de economía plantea una estrategia para salvar a las Pymes y Mypes que en su mayoría son aquellas que le dan sustento al desarrollo de las clases medias en el país y esta a su vez, estructura los cimientos de nuestra sociedad de consumo.

El Hiperconsumo

Para entender el futuro del retail en Perú, no podemos dejar de echar una mirada al futuro de la sociedad de consumo, hoy llamada sociedad del hiperconsumo.

Tenemos que estar dispuestos a entender que el escenario sobre el cual se ha venido desarrollando en los últimos años jamás volverá a ser el mismo.

La globalización como la conocemos dejará de existir

PERÚ: Covid-19 y la crisis de la global

El mantra de todo retailer, “El producto correcto en el lugar correcto y en el momento correcto” 

Fue acuñado como grito de victoria en los 90s, gracias a la tecnología y a las grandes cadenas de suministros globales perfectamente diseñadas, que resolvían problemas logísticos globales y daban paso a nuevas cuestiones como el CX o el UX que hasta el momento eran la punta de lanza en innovación por parte de las marcas en un mundo anterior al COVID-19.

Ahora antiguas guerras que creíamos haber vencido aparecen de nuevo como fantasmas molestosos. A eso se le suma, la carencia de infraestructura digital que hay en el Perú y el escenario socio-económico y cultural en el que nos encontramos al igual que algunos países de América Latina, en donde las dinámicas de consumo estaban pasando de un estado pre-globalizado a uno globalizado fortaleciendo las sectores medios de la sociedad (este tema merece ser abordado en un artículo independiente).

¿Cuál es el panorama del Retail peruano hoy por hoy?

¿Qué variables existen  para resolver esta ecuación que el Covid-19 ha puesto de golpe sobre el tablero?

El futuro del retail peruano es prometedor, debemos ser estratégicos y tener confianza en nosotros mismo. El partido es el mismo, solo que ahora nos toca jugar de local. 

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